7 de octubre de 2025

Del Diario de Santa Faustina, 1810

 

¿Qué soy yo y quién eres Tú, oh Señor, Rey de la gloria eterna? Oh, corazón mío, ¿eres consciente de quién viene a ti hoy? Sí, lo sé, pero —extrañamente— no soy capaz de captarlo. Oh, si fuera solo un rey, pero es el Rey de reyes, el Señor de señores. Ante Él, todo poder y dominio tiemblan. Hoy viene a mi corazón. Pero lo oigo acercarse. Salgo a Su encuentro y lo invito. Cuando entró en la morada de mi corazón, este se llenó de tal reverencia que se desvaneció de miedo, cayendo a Sus pies. Jesús le da Su mano y le permite graciosamente tomar su lugar a Su lado. Él la tranquiliza, diciendo: Mira, he dejado Mi trono celestial para unirme contigo. Lo que ves es solo una parte minúscula, y ya tu alma se desvanece de amor. Cuán asombrado estará tu corazón cuando Me veas en toda Mi gloria.

 

 


 

6 de octubre de 2025

Del Diario de Santa Faustina, 573

 

Una vez el confesor dijo que fuera a ver aquella casa, si era la misma que yo había visto en visión. Cuando fui con mi confesor a ver la casa, o más bien las ruinas, con un solo vistazo reconocí que todo era igual a lo que había visto en visión. Cuando toqué las tablas que estaban clavadas formando algo como una puerta, en el mismo instante, una fuerza como un relámpago penetrómi alma dándome la certeza inquebrantable. Me alejé rápido de aquel lugar con el alma llena de alegría; me parecía que alguna fuerza me clavaba en aquel lugar. Me alegré mucho de ver una conformidad absoluta de esas cosas con las quehabía visto en la visión. Cuando el confesor hablaba del arreglo de las celdas y de otras cosas, encontré todo idéntico a lo que me había dicho Jesús. Me alegro grandemente de que Dios obre por él, pero no me sorprendo nada de que Dios le dé tanta luz, ya que en el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del alma. Al regresar a casa, entré en seguida en nuestra capilla para descansar un momento, de repente oí en el alma estas palabras: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo, estos asuntos están en Mis manos y los realizaré según Mi misericordia, y nada puede oponerse a Mi voluntad.

 


 

 

5 de octubre de 2025

 Celebramos hoy a Santa Faustina, 

apóstol de la Misericordia Divina


 

 



 

 

Del Diario de Santa Faustina, 819

 

Oh, fuente inagotable de la Divina Misericordia, derrámate sobre nosotros. Tu bondad no tiene límites. Consolida, oh Señor, la potencia de Tu misericordia sobre el abismo de mi miseria, porque Tu piedad es sin límites. Misteriosa e inalcanzable es Tu misericordia, que llena de asombro la mente humana y la angélica.

 

 


 

4 de octubre de 2025

Del Diario de Santa Faustina, 567

 

El comportamiento de las hermanas para con la Superiora.

Que todas las hermanas respeten a la Superiora como al Señor Jesús Mismo, tal y como lo mencione hablando del voto de la obediencia. Que se porten con confianza infantil, sin murmurar nunca ni criticar sus órdenes porque eso desagrada mucho a Dios. Que cada una se guíe por el espíritu de fe para con las Superioras, que pida con sencillez todo lo que necesite. Dios nos guarde, y que nunca se repita ni ocurra que alguna de ustedes sea el motivo de tristeza o de lágrimas de la Superiora. Que cada una sepa que, como el cuarto mandamiento obliga a los hijos a respetar a los padres, lo mismo se refiere a la religiosa para con la Superiora. No es buena la religiosa que se permite y se atreve juzgar a la Superiora. Que sean sinceras con la Superiora y le hablen de todo y de sus necesidades con la sencillez de una niña.

Las hermanas se dirigirán a su Superiora de este modo: le ruego, Hermana Superiora. Nunca le besaran la mano, pero cada vez que la encuentren en el pasillo, como también cuando vayan a la celda de la Superiora, dirán: Alabado sea

Jesucristo, inclinando un poco la cabeza.

Las hermanas entre si dirán: le ruego, hermana agregando el nombre. Respecto a la Superiora deben guiarse por el espíritu de la fe y no con sentimentalismo ni con adulaciones, cosas indignas de una religiosa que la humillarían mucho. Una religiosa debe ser libre como una reina y lo será si vive con el espíritu de la fe.

Debemos escuchar y respetar a la Superiora no por ser buena, santa, prudente, no, no por todo esto, sino solamente porque para nosotros ocupa el lugar de Dios y escuchándola obedecemos a Dios mismo.

 


 

3 de octubre de 2025

Del Diario de Santa Faustina, 571

 

Oh Jesús mío, Verdad eterna, no tengo miedo de nada, de ningunas dificultades, de ningunos sufrimientos, temo solamente una cosa, es decir, ofenderte. Oh Jesús, preferiría no existir que entristecerte. Oh Jesús, Tu sabes que mi amor no conoce a nadie, solamente a Ti, en ti se ahogó mi alma.