Del Diario de Santa Faustina, 1747 y1748
Aquí está el trono de Tu misericordia, aquí el remedio para nuestras enfermedades.
Hacia Ti, oh Fuente viva de Misericordia corren todas las almas: unas como ciervos, sedientos de Tu amor, otras para lavar la herida de sus pecados; otras todavía, cansadas de la vida, para tomar fuerzas. Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste la vida eterna; al haber permitido abrir Tu sacratísimocostado nos abriste una inagotable Fuente de Tu Misericordia; nos ofreciste lo mas valioso que tenias, es decir, la Sangre y el agua de Tu Corazón. He aquí la omnipotencia de Tu misericordia, de ella toda gracia fluye hacia nosotros.
Adorado seas, oh Dios, en la obra De Tu misericordia. Bendecido seas por todos los corazones fieles Sobre los cuales se posa Tu mirada, en los cuales está Tu vida inmortal.




