Diario de Santa Faustina, 908
Oh Creador mío y Padre de gran Misericordia, confío en Ti, porque eres la Bondad Misma. Oh almas, no tengan miedo de Dios, sino que tengan confianza en Él, porque es bueno y su misericordia dura por los siglos
Diario de Santa Faustina, 435
9 VI 1935. La venida del Espíritu Santo. Al anochecer, cuando pasaba por la huerta, oí estas palabras: Junto con tus compañeras imploraras la misericordia por ustedes y por el mundo. Comprendí que no estaré en la Congregación en la que estoy actualmente [171]. Veo claramente que la voluntad de Dios respecto a mi es otra; sin embargo, me excuso constantemente delante de Dios de que yo soy incapaz de cumplir esta obra. Jesús, es que Tu sabes perfectamente lo que soy, y me puse a enumerar delante del Señor mis insuficiencias y me escondía detrás de ellas para que aceptara mis excusas de que era incapaz de cumplir (181) sus proyectos. Luego oí estas palabras: No tengas miedo, Yo Mismo completare lo que te falta. Estas palabras me penetraron hasta el fondo y conocí a un más mi miseria, conocí que la Palabra del Señor es viva y penetra hasta el fondo. Entendí que Dios exigía de mí un modo de vida más perfecto, sin embargo me excusaba continuamente con mi incapacidad.
Diario de Santa Faustina, 1075
"A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa (protege) a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso. En esa última hora, un alma no tiene nada con que defenderse excepto mi Misericordia. Feliz es el alma que durante su vida se sumergió en la Fuente de la Misericordia, porque la justicia no la tendrá".