Del Diario de Santa Faustina, 48
“Prometo que el alma que venerará esta imagen no perecerá. También prometo la victoria sobre sus enemigos ya aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo lo defenderé como Mi propia gloria”.
Del Diario de Santa Faustina, 367
" Mi Corazón desborda con gran misericordia para las almas, y especialmente para los pobres pecadores. Si solo pudieran entender que yo soy el mejor de los Padres para ellos y que para ellos es que la Sangre y el Agua fluyeron de Mi Corazón como de una fuente llena de misericordia”.
Del Diario de Santa Faustina, 611
Oh Jesús mío, Te ruego por la bondad de Tu dulcísimo Corazón, que se calme Tu ira
y muéstranos Tu misericordia. Que Tus heridas sean nuestro escudo ante la justicia
de Tu Padre. Te conocí, oh Dios, como una Fuente de Misericordia con que se
anima y alimenta cada alma. Oh, qué grande es la misericordia del Señor, por
encima de todos sus atributos; la misericordia es el mayor atributo de Dios,
todo lo que me rodea, me habla de ello. La misericordia es la vida de las almas,
su compasión es inagotable. Oh Señor, míranos y trátanos según Tu piedad infinita,
según Tu gran misericordia.
ORACIÓN DE LA MISERICORDIA DIVINA
¡Dios de Benevolencia, no desoigas la oración de este exilio terrenal! ¡Oh señor!, Bondad que escapa nuestra comprensión, que conoces nuestra miseria a fondo y sabes que con nuestras fuerzas no podemos elevarnos a Ti, Te lo imploramos: Adelante con Tu gracia y continúa aumentando Tu misericordia en nosotros, para que podamos, fielmente, cumplir Tu santa voluntad, a lo largo de nuestra vida y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de tu misericordia nos escude de las flechas que arrojan los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como hijos Tuyos, aguardemos la última venida (día que Tú solo sabes). Y esperamos obtener lo que Jesús nos prometió a pesar de nuestra mezquindad.
Porque Jesús es nuestra esperanza: A través de su Corazón misericordioso, como en el Reino de los Cielos.
Del Diario de Santa Faustina, 1164
Jesús a Santa Faustina: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti, fui el primero en beber este cáliz„ de sufrimientos injustos (289). Cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gracia de saber elevarte por encima del desprecio humano, de seguir, fielmente mis pasos.