Del Diario de Santa Fautina, 1541
“Ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad.”
Del Diario de Santa Faustina, 159
Oh, Hostia Santa, habita en mi alma, Purísimo Amor de mi
corazón;
Que Tu luz disipe las tinieblas; Tú no niegas la gracia a
un corazón humilde.
Oh, Hostia Santa, Delicia del Paraíso, Aunque ocultas Tu
belleza y Te presentas a mí en una miga de pan la fuerte fe desgarra este velo.
Del Diario de Santa Faustina, 606
Oh Jesús mío, a pesar de tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una dificultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque sé muy bien que éste es el tiempo de la lucha y no de la paz. Cuando la lucha se hace tan dura que supera mis fuerzas, me arrojo como una niña en los brazos del Padre Celestial y tengo confianza que no pareceré. Oh Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilantes continuamente, pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la más grande.
Del Diario de Santa Faustina, 156
Una vez deseaba mucho acercarme a la Santa Comunión, pero tenia cierta duda y no me acerqué. Sufrí terriblemente a causa de ello. Me parecía que el corazón se me reventaría del dolor. Cuando me dedique a mis tareas, con el corazón lleno de amargura, de repente Jesús, se puso a mi lado y me dijo: Hija Mía, no dejes la Santa Comunión, a no ser que sepas bien de haber caído gravemente, fuera de esto no te detengan ningunas dudas en unirte a Mi en Mi misterio de amor. Tus pequeños defectos desaparecerán en Mi amor como una pajita arrojada a un gran fuego. Debes saber que Me entristeces mucho, cuando no Me recibes en la Santa Comunión.
Del Diario de Santa Faustina, 950
«Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en los momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa y divina voluntad, que es el Amor y la Misericordia Misma».
Del Diario de Santa Faustina, 1507
"Que nadie dude en la bondad de Dios; aunque sus pecados fueran negros como la noche, la misericordia de Dios es mas fuerte que nuestra miseria. Una sola cosa es necesaria: que el pecador entreabra, aun cuando sea un poco, las puertas de su corazón a los rayos de la gracia misericordiosa de Dios y entonces Dios realizará el resto. Pero, infeliz el alma que ha cerrado la puerta a la misericordia de Dios tambien en la ultima hora."
Del Diario de Santa Faustina, 950
«Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en los momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa y divina voluntad, que es el Amor y la Misericordia Misma»
Del Diario de Santa Faustina, 1512
Medita frecuentemente sobre Mis sufrimientos que padecí
por ti y nada de lo que tú sufres por Mí te parecerá grande. Me agrada más
cuando contemplas Mi dolorosa Pasión; une tus pequeños sufrimientos a Mi
dolorosa Pasión para que adquieran un valor infinito ante Mi Majestad.
Del Diario de Santa Faustina, 694
"19 de septiembre -1936. Cuando salimos del médico y entramos un momento en la pequeña capilla que está en el sanatorio, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, todavía unas cuantas gotas en el cáliz, no falta mucho. La alegría inundó mi alma, he aquí la primera llamada de mi Esposo y Maestro. Se enterneció mi corazón y hubo un momento en que mi alma se sumergió en todo el mar de la Divina Misericordia; sentí que mi misión empezaba en toda la plenitud.
La muerte no destruye nada de lo que es bueno; ruego muchísimo por las almas que padecen sufrimientos interiores."
Del Diario de Santa Faustina, 1723
Una noche vino a verme el alma de cierta jovencita y me hizo sentir su presencia dándome a conocer que necesitaba mi oración. Recé un momento, pero su espíritu no se alejó de mí. Entonces dije dentro de mí: si eres un espíritu bueno, déjame en paz y las indulgencias de mañana serán para ti. En aquel momento, ese espíritu abandonó mi habitación; conocí que estaba en el purgatorio.
Del Diario de Santa Faustina, 1230 (66)
Oh día eterno, oh día deseado, Te espero con anhelo e impaciencia.
Ya dentro de poco el amor soltará el velo, y tú te volverás mi salvación.
Oh día espléndido, momento incomparable, en que veré por primera vez a mi Dios, esposo de mi alma y Señor de los señores, siento que el temor no abrazará mi alma.
Oh día solemnísimo, o día resplandeciente, en que el alma conocerá a Dios en su poder, y se sumergirá entera en su amor, y conocerá que han pasado las miserias del destierro.
Oh día feliz, oh día bendito en que mi corazón se incendiará de ardor eterno hacia Ti, porque ya ahora Te siento, aunque a través del velo, tú, oh Jesús, en la vida y en la muerte eres mi éxtasis y encanto.
Oh día, que espero durante toda mi vida.
Y Te espero a Ti, oh Dios, ya que deseo solamente a Ti, sólo Tú estás en mi corazón y lo demás es nada.
Oh día de delicias, de eternas dulzuras.
Oh Dios de gran Majestad, Esposo mío, tu sabes que nada satisface el corazón de una virgen, Apoyo mi sien sobre Tu dulce Corazón.