Diario de Santa Faustina, 159

 

Oh, Hostia santa, habita en mi alma, Purísimo Amor de mi corazón; Que Tu luz disipe las tinieblas; Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.

 

 

 

Del Diario de Santa Faustina, 159

 

Oh, hostia santa, delicia del paraíso, aunque ocultas tu belleza te presentas a mí en una miga de pan la fuerte fe desgarra este velo.

 

 

 

Del Diario de Santa Faustina, 840

 

Solamente en la eternidad conoceremos qué gran misterio realiza en nosotros la santa comunión. ¡Oh los momentos más preciosos de mi vida!

 

Diario de Santa Faustina,  137; 5

 

(…) Un gran misterio se entrelazó entre Dios y yo. El ánimo y la fuerza quedaron en mi alma. Al salir de la adoración, con serenidad miré a los ojos de todo lo que antes tanto temía.

 

 

 

Diario de Santa Faustina,  137; 4

 

(…) En aquel momento me sentí reconsagrada. La envoltura de mi cuerpo es la misma, pero el alma es otra, en ella mora Dios con toda su predilección. No un sentimiento, sino una realidad consciente a la que nada me puede ofuscar. (…)