"A las almas que propagan Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte nos seré para ellas, el Juez, sino el Salvador Misericordioso". Diario, 1075
Diario de Santa Faustina, 159
Oh, Hostia santa, habita en mi alma, Purísimo Amor de mi corazón; Que Tu luz disipe las tinieblas; Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.
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