Diario de Santa Faustina, 754 y 15724
(…) Me sucedió también esta dificultad, que si
el alma había rezado bien la oración y había salido de ella con un profundo
recogimiento interior, otras personas perturbaban ese recogimiento. Así, pues,
es necesaria la paciencia, para perseverar en la oración. (…)
“Por el rezo de esta
coronilla – dijo Jesús en otra ocasión – Me acercas la humanidad (Diario, 929).
A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida
y especialmente a la hora de la muerte” (Diario, 754).
d. La Hora de la
Misericordia. En octubre de 1937, en unas circunstancias poco aclaradas por Sor
Faustina, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas veces
oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y
glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente,
para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para
cada alma