14 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 6

 

(…) La segunda cosa es que el confesor no permite expresarse sinceramente, manifiesta la impaciencia. El alma entonces se calla y no dice todo y por lo tanto no saca provecho; y tanto menos saca provecho, cuando sucede que el confesor empieza a someter al alma a pruebas, y sin conocerla, en vez de ayudarle, le hace daño. Y eso porque ella sabe que el confesor no la conoce, dado que no le ha permitido revelarse completamente.

 


 

 

Diario de Santa Faustina, 239;5

 

 (…) El amor. Por amor, oh Santísima Trinidad, me ofrezco a Ti como víctima de adoración, como holocausto de mi total anonadamiento y con este anonadamiento de mí misma, deseo la exaltación de Tu Nombre, oh Señor. Como un pequeñito pimpollo de rosa me arrojo a Tus pies, oh Señor; que el perfume de esta flor sea conocido solamente por Ti.

 


 

 

13 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 239; 4

 

 (…) Mi petición hecha en el momento cuando me postré en cruz bajo el paño fúnebre. Rogué al Señor que me concediera la gracia de no ofenderle nunca, con ningún pecado, ni el más pequeño, ni tampoco con una imperfección, voluntaria y conscientemente. (…)

 


 

12 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 239; 3

 

 (…) Las palabras del Señor Jesús durante los votos perpetuos: "Esposa Mía, nuestros corazones están unidos por la eternidad. Recuerda a quién te has consagrado...". No es posible referir todo.

 


 

 

11 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 239; 2

 

(…) La unión con Jesús en el día de los votos perpetuos.
Oh Jesús, Tu Corazón desde hoy es mi propiedad y mi corazón es Tu propiedad exclusiva. El simple recuerdo de Tu Nombre, Jesús, es una delicia para mi corazón. De verdad, no podría vivir un instante sin Ti, oh Jesús. Hoy mi alma está anegada en Ti, como en su único tesoro. Mi amor no conoce impedimentos en dar pruebas a su Dilecto (Amado).

 


10 de octubre de 2021

 Diario de Santa Faustina, 238; 1

 

 El anochecer. Jesús, mañana por la mañana he de pronunciar los votos perpetuos. Pedí a todo el cielo y la tierra, y todo lo que existe llamé a agradecer a Dios por esta gran e inconcebible gracia. De repente oí estas palabras: "Hija Mía, tu corazón es el cielo para Mí". (…)