Diario de Santa Faustina, 239; 2
(…) La unión con Jesús en el día de los votos perpetuos.
Oh Jesús, Tu Corazón desde hoy es mi propiedad y mi corazón es Tu propiedad
exclusiva. El simple recuerdo de Tu Nombre, Jesús, es una delicia para mi
corazón. De verdad, no podría vivir un instante sin Ti, oh Jesús. Hoy mi alma
está anegada en Ti, como en su único tesoro. Mi amor no conoce impedimentos en
dar pruebas a su Dilecto (Amado).