13 de noviembre de 2025

Del Diario de Santa Faustina, 146

 

En cualquier estado en que se encuentre un alma, debe orar. Un alma pura y hermosa debe orar, o de lo contrario perderá su belleza; un alma que se esfuerza por alcanzar esta pureza debe orar, o de lo contrario nunca la alcanzará; un alma recién convertida debe orar, o de lo contrario volverá a caer; un alma pecadora, sumida en el pecado, debe orar para poder levantarse de nuevo. No hay alma que no esté obligada a orar, pues cada gracia llega al alma a través de la oración

 

 


 

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