Del Diario de Santa Faustina, 1306
“Sobre un alma humilde están entreabiertas las compuertas celestiales y un mar de gracias fluye sobre ella (…) A tal alma Dios no niega nada; tal alma es omnipotente, ella influye en el destino del mundo entero; a tal alma Dios la eleva hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia ella, la persigue con Sus gracias y la acompaña en cada momento con su omnipotencia”
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