Del Diario de Santa
Faustina, 568
(36) El comportamiento de la Superiora para con las
hermanas.
La Superiora debe distinguirse por la humildad y el amor
hacia cada hermana, sin excepción alguna. Que no se deje guiar por simpatía o
por antipatía, sino por el espíritu de Cristo. Debe saber que Dios le pedirá
cuenta de cada hermana. Que no diga sermones a las hermanas, sino que dé el
ejemplo de una profunda humildad y el de negarse a si misma, ésta será la
enseñanza más eficaz para las que dependen de ella. Que sea resuelta, pero
nunca brusca; que tenga paciencia si la cansan con las mismas preguntas, aunque tenga que repetir cien veces
la misma cosa, pero siempre con la misma calma. Que trate de presentir todas
las necesidades de las hermanas sin esperar que le pidan ésta u otra cosa,
porque son diversas las naturalezas de las almas. Si ve que alguna hermana está
triste o doliente, trate de ayudarle de cualquier manera y de consolarla; que
ruegue mucho y pida luz para saber (37) cómo comportarse con cada una de ellas
porque cada alma es un mundo diferente. Dios tiene distintos modos para tratar con las
almas que, a veces, para nosotros, son incomprensibles e inconcebibles, por eso
la Superiora debe ser prudente para no impedir la actuación de Dios en ningún
alma. Que nunca amoneste a las hermanas cuando está nerviosa, además los
reproches deben siempre ir acompañados por palabras de estimulo. Hay que dar a
conocer al alma su error para que lo reconozca, pero no se la debe desalentar.
La Superiora debe distinguirse por el amor activo a las hermanas, debe
encargarse de todas las penas para aliviar a las hermanas; que no exija
ningunos servicios de las hermanas, que las respete como a las esposas de Jesús y que esté dispuesta a
servirles tanto de día como de noche; debe más bien pedir que ordenar. Que
tenga el corazón abierto alos sufrimientos de las hermanas y que ella misma
estudie y contemple fijamente el libro abierto, es decir, a Jesús Crucificado.
Que siempre pida con fervor la luz y, especialmente, cuando tenga que arreglar
algo de importancia con alguna (38)
hermana. Que se cuide de entrar en el ámbito de sus
conciencias, porque en este campo es el sacerdote que tiene la gracia; pero
sucede que algún alma sienta la necesidad de desahogarse ante la Superiora,
entonces la Superiora puede recibir las confidencias de un alma, pero no se olvide del secreto, porque nada
disgusta más a un alma que cuando se diga a otros lo que ella dijo en
confianza, es decir en secreto.
Las mujeres tienen siempre la cabeza débil respecto a esto; pocas
veces se encuentra a una mujer con la mente de hombre. Procure una profunda
unión a Dios y Dios gobernará a través de ella. La Virgen santísima será la
Superiora [208] de este convento y nosotras seremos sus hijas fieles.