Del Diario de Santa Faustina, 1692
Hablar Contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En
Ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí Tu luz ilumina mi mente
permitiéndole conocerte a Ti cada vez más profundamente. Aquí torrentes de
gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna.
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