Del Diario de Santa Faustina, 1246
Después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús en gran Majestad y Jesús me dijo: "Hija Mía, en las semanas cuando no Me has visto ni has sentido Mi presencia, estaba unido a ti más profundamente que en los momentos de éxtasis. Y la fidelidad y el perfume de tu plegaria han llegado hasta Mí." Después de estas palabras mi alma fue inundada del gozo de Dios, no veía a Jesús y podía pronunciar solo una palabra, es decir: Jesús. Y después de pronunciar este nombre, de nuevo mi alma era inundada de luz y de un recogimiento más profundo que duró tres días sin interrupción. Sin embargo, por fuera pude cumplir mis deberes.
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