Del Diario de Santa Faustina, 255
Esconderé a los ojos de la gente cualquier cosa buena que haga, para que sólo Dios sea mi recompensa; y como una pequeña violeta escondida entre la hierba no hiere el pie de la persona que la pisa, sino que emana perfume, y olvidandose completamente de si misma, trata de ser gentil con la persona por la que fue pisada. Aunque para la naturaleza esto es muy difícil, la gracia de Dios viene en ayuda
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