Del Diario de Santa Faustina, 1695
Entonces escuché estas palabras: Me alegro de que te hayas comportado como Mi verdadera hija. Sé siempre misericordiosa como Yo soy misericordioso. Ama a todos por amor a Mí, también a tus más grandes enemigos, para que Mi Misericordia pueda reflejarse plenamente en tu corazón.
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