Del Diario de Santa Faustina, 382
Sé que no vivo para mí, sino para un gran número de almas. Sé que las gracias a mi concedidas no son solamente para mi, sino para las almas. Oh Jesús, el abismo de Tu misericordia se ha volcado en mi alma que es el mismo de la miseria misma. Te agradezco, Jesús, por las gracias y los pedacitos de la cruz que me das para cada momento de la vida.
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