27 de noviembre de 2022

Del Diario de santa Faustina, 72

 

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya.

Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confié en la pasión del señor y que ponga su esperanza en su misericordia. Dios no le negara su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de dios. ¡Oh, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío!

Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos

 


 

 

 

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