Del Diario de Santa Faustina,103
De repente vi interiormente al Señor quien me dijo: "No tengas miedo, hija Mia, Yo estoy contigo."
En aquel mismo momento desaparecieron todas las tinieblas y los tormentos, los sentidos fueron inundados de una alegría inconcebible, y las facultades del alma coladas por Su luz
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