Diario de Santa Faustina, 141
Pero mis tormentos están llegando a su fin. El Señor me da la ayuda prometida, la veo en dos sacerdotes, es decir en los Padres Andrasz y Sopocko. Durante los ejercicios espirituales antes de los votos perpetuos, por primera vez fui tranquilizada profundamente y después fui guiada en la misma dirección por el Padre Sopocko. En estos se cumplió la promesa del Señor.
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