Diario de Santa Faustina, 120; 2
(…) Ella vive todavía en el destierro y comprende bien que puede haber todavía días nublados y lluviosos, pero ella debe mirar todo esto con la actitud distinta a la mantenida hasta ahora. No se refugia en una paz engañosa, sino que se dispone a la lucha. Ella sabe que es de la estirpe guerrera. Ella sabe que es de la estirpe real; todo lo grande y santo la concierne.
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