Diario de Santa Faustina, 225; 1
Algunos de mis propósitos.
En lo que concierne a la confesión, elegiré lo que más me humilla y cuesta. A veces una pequeñez cuesta más que algo más grande. Antes de cada confesión recordaré la Pasión del Señor Jesús y con esto despertaré la contrición del corazón. Si es posible, con la gracia de Dios, ejercitarse siempre en el dolor perfecto. A esta contrición le dedicaré más tiempo. (…)
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