Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Buscamos con frecuencia tu presencia en el templo de la creación y de la naturaleza, y en los templos construidos con nuestras manos; también podemos encontrarte en medio de tu pueblo.
Pero, sobre todo, tú has establecido tu templo justamente en nuestros corazones.
Oh Dios, danos ojos de fe y amor para reconocer que tú vives y moras en nosotros con tu Hijo y con el Espíritu Santo sobre todo cuando cumplimos la Palabra del mismo Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos.
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