Del Diario de Santa Faustina, 935
Mi unión con las almas agonizantes sigue siendo como antes, estrecha. A menudo acompaño al alma agonizante a gran distancia, pero experimento la mayor alegría al ver que sobre esas almas se realiza la promesa de la misericordia. El Señor es fiel, lo que dice una vez, lo cumple.
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