Diario de Santa María Faustina Kowalska 362
Un día, durante la meditación matutina, oí esta voz: Yo mismo soy tu guía, he sido, soy y seré; pero como Me pediste una ayuda visible, te la he dado. Lo había elegido antes de que Me lo pidieras, porque ésto lo requiere Mi causa. Has de saber que las faltas que cometes contra él, hieren Mi corazón; evita especialmente actuar a tu gusto, que en cada cosa más pequeña haya un sello de la obediencia.
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