Diario de Santa Faustina, 167; 1
Hoy (noviembre de 1932) llegué a Varsovia para la tercera probación. Tras un cordial saludo con las queridas Madres, entré un momento en la pequeña capilla. La presencia de Dios inundó mi alma y oí estas palabras: "hija Mía, deseo que tu corazón sea formado a semejanza de Mi Corazón misericordioso. Debes ser impregnada completamente de Mi misericordia". (…)
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