Del Diario de Santa Faustina, 103
Al entrar en la capilla, sentí como
si todo se hubiera alejado de mi alma; como si yo hubiera salido recientemente
de la mano de Dios, sentí que mi alma era intangible, que yo era una niña
pequeña. De repente vi interiormente al Señor quien me dijo: No tengas miedo,
hija Mía, Yo estoy contigo. En aquel mismo momento desaparecieron todas las
tinieblas y los tormentos, los sentidos [fueron] inundados de una alegría
inconcebible, las facultades del alma coladas de luz.
Jesús en Ti confío
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