Del Diario de Santa Faustina, 635
El día 25 de marzo. Durante la
meditación matutina me envolvió la presencia de Dios de modo singular, mientras
reflexionaba sobre la grandeza infinita de Dios y, al mismo tiempo, sobre su
condescendencia hacia la criatura. Entonces vi a la Santísima Virgen que me
dijo: Oh, cuán agradable es para Dios el alma que sigue fielmente la
inspiración de su gracia. Yo di al mundo el Salvador y tu debes hablar al mundo
de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda (91) venida. Él
vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh, qué
terrible es ese día. Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la
ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran
misericordia, mientras sea un el tiempo para conceder la misericordia. Si ahora
tu calla, en aquel día tremendo responderás por un gran número de almas. No
tengas miedo de nada, permanece fiel hasta el fin, yo te acompaño con mis
sentimientos.
Jesús en Ti confío
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