24 de agosto de 2020

Propagación de la Devoción a la Divina Misericordia

 

La tarea de proclamar el mensaje de la Divina Misericordia se desprende del don que hemos recibido ya en el momento del santo bautismo. Es también un derecho y un deber de la Iglesia, y por lo tanto, de todos los creyentes. Ha llegado la hora en la que – dijo Juan Pablo II en Cracovia el 17 de agosto de 2002 en Cracovia – el mensaje de la Divina Misericordia derrame en los corazones la esperanza y se transforme en chispa de una nueva civilización: la civilización del amor.
 
 




 

 

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