18 de agosto de 2020

Del Diario de Santa Faustina, 928

 

De repente vi al Señor que me abrazó a su Corazón y me dijo: Hija Mía, no llores, porque no puedo soportar tus lágrimas; les daré todo lo que pidas, pero deja de llorar. Y me llenó una gran (280) alegría y mi espíritu, como siempre, se sumergió en Él como en su único tesoro. Hoy hablé más con Jesús, animada por su bondad. 

Jesús en Ti confío
 
 




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario