Del Diario de Santa Faustina, 367
Entonces, Me dirijo a ustedes, almas
elegidas, ¿tampoco ustedes entienden el amor de Mi Corazón? Y aquí también se
ha desilusionado Mi Corazón: no encuentro el abandono total en Mi amor. Tantas
reservas, tanta desconfianza, tanta precaución. Para consolarte te diré que hay
almas que viven en el mundo, que Me quieren sinceramente en sus corazones
permanezco con delicia, pero son pocas. También en los conventos hay almas que
llena de alegría Mi Corazón. En ellas están grabados Mis rasgos y por eso el
Padre Celestial las mira con una complacencia especial. Ellas serán la
maravilla de los Ángeles y de los hombres. Su número es muy pequeño, ellas
constituyen una defensa ante la Justicia del Padre Celestial e imploran la
misericordia por el mundo. El amor y el sacrificio de estas almas sostienen la
existencia del mundo. Lo que más dolorosamente hiere Mi Corazón es la
infidelidad del alma elegida por mí especialmente; esas infidelidades son como
espadas que traspasan Mi Corazón.
Jesús en Ti confío
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