Del Diario de Santa Faustina, 1541
“Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.”
Del Diario de Santa Faustina, 289
Los momentos más felices para mi son aquellos cuando me quedo a solas con mi Señor. En aquellos momentos conozco la grandeza de Dios y mi propia miseria. Una vez Jesús me dijo: *No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente.*Yo por amor a ti, fui el primero en beber este cáliz de sufrimientos injustos.
Del Diario de Santa Faustina, 91
"Jesús mío, solo Tú sabes cuántas persecuciones
sufro, y solamente porque Te soy completamente fiel a Ti y a Tus órdenes. Tú
eres mi fuerza; apóyame para que siempre cumpla con fidelidad todo lo que
exiges de mí. Yo, por mi misma, no puedo hacer nada, pero si Tú me apoyas,
todas las dificultades son nada para mí. Oh Señor, veo que desde el primer
momento en que mi alma recibió la capacidad de conocerte, mi vida es una lucha
continua y cada vez más violenta. Cada mañana durante la meditación me preparo
para la lucha de todo el día, y la Santa Comunión es mi garantía de que
venceré, y así sucede. Temo el día en que no tenga la Santa Comunión,. Este Pan
de los fuertes me da toda la fuerza para continuar esta obra y tengo el valor
de cumplir todo lo que exige el Señor. El valor y la fortaleza que están en mí
no son míos sino de quien habita en mí, la Eucaristía. Jesús mío, ¡que grandes
son las incomprensiones! A veces, si no tuviera la Eucaristía, no tendría la
fuerza para seguir el camino que me has indicado."
Del Diario de Santa Faustina, 91
Del Diario de Santa Faustina, 520
"En la noche volvió a visitarme un alma que ya había
visto anteriormente, pero esa alma no me pidió oraciones, sino que me reprochó
que antes yo era muy vanidosa y soberbia, y ahora intercedes tanto por otros
teniendo aun algunos defectos. Contesté que había sido muy soberbia y vanidosa,
pero que ya me confesé e hice penitencia por mi estupidez y confío en la bondad
de mi Dios, y si ahora caigo, es más bien involuntariamente y nunca con
premeditación, aunque sea en la cosa más pequeña. Sin embargo aquella alma
empezó a hacerme reproches: ¿Por qué no quieres reconocer mi grandeza? Todos me
reconocen por mis grandes obras, ¿por qué solamente tú no me das gloria?
Entonces vi que en aquella figura estaba Satanás y dije: A Dios Mismo es debido
la gloria, ¡lárgate, Satanás! Y de inmediato esa alma cayó en un abismo
horrible, inconcebible, indescriptible; y dije a aquella miserable alma que yo
se lo diría a toda la Iglesia."
Del Diario de Santa Faustina, 1242
“Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en sí una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia. Que Tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra”.