Del Diario de Santa Faustina, 241
“El amor al prójimo primero…, segundo: no hablar de los ausentes y defender el buen nombre del prójimo; tercero: alegrarse de los éxitos del prójimo”.
Diario de Santa Faustina, 90; 2
(…) Y vi como si Dios mismo le fuera contrario, y pregunté al Señor ¿por qué se portaba así con él?, como si le dificultara lo que le encomendaba. Y el Señor dijo: "Me porto así con él para dar testimonio de que esta obra es Mía. Dile que no tenga miedo de nada, Mi mirada está puesta en él, día y noche. En su corona habrá tantas coronas cuantas almas se salvarán a través de esta obra. Yo no premio por el éxito en el trabajo sino por el sufrimiento".
Del Diario de Santa Faustina, 379
Durante una adoración Jesús me prometió: Con las almas que recurran a Mi misericordia y con las almas que glorifiquen y proclamen Mi gran misericordia a los demás, en la hora de la muerte Me comportaré según Mi infinita misericordia.
Mi Corazón sufre, continuaba Jesús, a causa de que ni las almas elegidas entienden lo grande que es Mi misericordia; en su relación [conmigo] en cierto modo hay desconfianza. Oh, cuanto esto hiere mi Corazón. Recuerden Mi Pasión, y si no creéis en Mis palabras, creed al menos en Mis llagas.
Del Diario de Santa Faustina, 379
Durante una adoración Jesús me prometió: Con las almas que recurran a Mi misericordia y con las almas que glorifiquen y proclamen Mi gran misericordia a los demás, en la hora de la muerte Me comportaré según Mi infinita misericordia.
Mi Corazón sufre, continuaba Jesús, a causa de que ni las almas elegidas entienden lo grande que es Mi misericordia; en su relación [conmigo] en cierto modo hay desconfianza. Oh, cuanto esto hiere mi Corazón. Recuerden Mi Pasión, y si no creéis en Mis palabras, creed al menos en Mis llagas.
Del Diario de Santa Faustiana, 379
Durante una adoración Jesús me prometió: Con las almas que recurran a Mi misericordia y con las almas que glorifiquen y proclamen Mi gran misericordia a los demás, en la hora de la muerte Me comportaré según Mi infinita misericordia.
Mi Corazón sufre, continuaba Jesús, a causa de que ni las almas elegidas entienden lo grande que es Mi misericordia; en su relación [conmigo] en cierto modo hay desconfianza. Oh, cuanto esto hiere mi Corazón. Recuerden Mi Pasión, y si no creéis en Mis palabras, creed al menos en Mis llagas.