Del Diario de Santa Faustina, 187
Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas y el océano de Tu misericordia inundó todo el mundo. Oh, Fuente de Vida, insondable misericordia divina, anega el mundo entero derramando sobre nosotros hasta Tu última gota de sangre.
Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como un manantial de misericordia para nosotros, en Ti confío.