Del Diario de santa Faustina, 1315
+ En los momentos del
abandono interior no pierdo la serenidad, porque sé que Dios nunca abandona al
alma, a no ser únicamente cuando el alma misma, con su infidelidad, rompe el
lazo de amor. Sin embargo, absolutamente todos los seres dependen del Señor y son
sostenidos por su omnipotencia. Unos son gobernados por el amor, otros por la
justicia; de nosotros depende bajo qué autoridad deseamos vivir, visto que la
ayuda de la gracia en la medida suficiente no es negada a nadie. No me asusta
el aparente abandono. Me examino mas profundamente si la culpa no es mía. Si
no, bendito seas.