Del Diario de Santa Faustina, 782 y 783
Hoy estoy muy débil, ni siquiera puedo hacer la meditación en la
capilla, sino debo ir a acostarme. Oh Jesús mío, Te quiero y deseo glorificarte
con mi debilidad, sometiéndome totalmente a Tu santa voluntad. Tengo que
vigilarme mucho, sobre todo hoy, porque empieza a envolverme una excesiva
sensibilidad por todo. Las cosas que, estando yo de buena salud, no llamarían
mi atención, hoy me irritan. Oh Jesús mío, mi escudo y mi fuerza, concédeme la
gracia de salir victoriosa de tales circunstancias. Oh Jesús mío, transformarme
en Ti con el poder de Tu amor, para que sea un digno instrumento para proclamar
Tu misericordia.