10 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 105; 2

 

(…) En todos estos sufrimientos y combates no abandoné la Santa Comunión. Cuando me parecía que no debía recibirla, entonces iba a ver a la Maestra y le decía que no podía ir a la Santa Comunión, que me parecía que no debía recibirla. Sin embargo ella no me permitía abandonar la Santa Comunión; y yo iba a recibirla, y me daba cuenta de que solo la obediencia me había salvado. (…)

 


 

 

9 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 105; 1

 

La Maestra me dijo después que "estas experiencias habían pasado pronto solamente porque usted, hermana, fue obediente. Fue por el poder de la obediencia que usted pasó tan valientemente (la prueba)". Es verdad que el Señor mismo me liberó de este suplicio, pero la fidelidad a la obediencia le agradó. (…)

 


 

 

8 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina,  105; 1

 

 La Maestra me dijo después que "estas experiencias habían pasado pronto solamente porque usted, hermana, fue obediente. Fue por el poder de la obediencia que usted pasó tan valientemente (la prueba)". Es verdad que el Señor mismo me liberó de este suplicio, pero la fidelidad a la obediencia le agradó. (…)

 


 

 

7 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 105; 3

 

 Aunque estas cosas son espantosas, no obstante ningún alma debería asustarse demasiado, porque Dios nunca da por encima de lo que podemos soportar. Y por otra parte, quizás nunca nos dé a nosotros suplicios semejantes, y lo escribo porque si el Señor quiere llevar un alma a través de tales sufrimientos, que no tenga miedo, sino que sea fiel a Dios en todo lo que depende de ella. Dios no hará daño al alma, porque es el Amor Mismo y por este amor inconcebible la llamó a la existencia. Pero cuando yo me encontraba angustiada, no lo comprendía.

 


 

 

6 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 79

 

Oh María, Madre y Señora mía. Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi Madre. Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo. Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud. Oh Espléndida Azucena, Tú eres mi espejo, oh mi Madre.