14 de abril de 2024

Del Diario de Santa Faustina, 608


        Por la mañana, al despertarme al sonido de la campanilla, me entró un sueno tan grande que no logrando despertarme del todo, di un salto al agua fría y dos minutos después el sueno se me quitó. Al venir a la meditación se agolpó en mi cabeza toda una confusion de pensamientos necios y luché durante toda la meditación. Lo mismo ocurrió durante las plegarias, pero cuando comenzó la Santa Misa, en mi alma reinó una extraña calma y alegría. En ese momento vi a la Santísima Virgen con el Niño Jesús y al Santo Anciano que estaba detrás de Nuestra Señora.
La Santísima Virgen me dijo: "Aquí tienes el tesoro mas precioso". Y me dio al Niño Jesús.

 


 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario