Del Diario de Santa Faustina, 161
Oh María, Virgen, Azucena más bella,
Tu corazón fue el primer tabernáculo para Jesús en la tierra,Y eso porque Tu humildad fue la más profunda,
Y por eso fuiste elevada por encima de los coros de los ángeles y de los santos.
Oh María, dulce Madre mía,
Te entrego el alma, el cuerpo y mi pobre corazón,
Sé [tú] la custodia de mi vida,
Y especialmente en la hora de la muerte,
En el último combate.