Del Diario, de Santa Faustina, 1312
+ Hoy Jesús vino a
la puerta bajo la apariencia de un joven pobre. Un joven macilento, en harapos,
descalzo y con la cabeza descubierta, estaba pasmado de frió porque hacia un
día lluvioso y frío. Pidió algo de comer caliente. Pero cuando fui a la cocina
no encontré nada para los pobres; sin embargo tras buscar un rato encontré un
poco de sopa que calenté y puse un poco de pan desmigajado. Se lo di al pobre
que lo comió. En el momento en que le retiraba el vaso, me hizo saber que era
el Señor del cielo y de la tierra. En cuanto lo vi tal como es, desapareció de
mis ojos. (55) Cuando entré en la casa pensando en lo que había sucedido en la
puerta, oí estas palabras en el alma: Hija Mía, han llegado a Mis oídos las
bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha
agradado esta misericordia tuya dentro de los limites de la obediencia y por
eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia.