Del Diario de Santa Faustina, 872
Durante la Hora Santa el Señor me concedió experimentar su pasión.
Compartí la amargura de la Pasión de la que estaba colmada su alma. Jesús me
dio a conocer como el alma debe ser fiel a la oración, a pesar de las
tribulaciones y la aridez y las tentaciones, porque de tal plegaria en gran
medida depende a veces la realización de
los grandes proyectos de Dios; y si no perseveramos en tal
plegaria, ponemos impedimentos a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros
o en nosotros. Que cada alma recuerde estas palabras: Y encontrándose en una
situación difícil, rogaba más tiempo. Yo prolongo siempre tal oración por
cuanto me es posible y compatible con mis deberes.