Diario de Santa Faustina, 139; 3
(…) porque lo ama (a Dios), es prudente y pregunta, y ella misma busca ayuda, para asegurarse de que quien obra en ella es verdaderamente Dios. Y al asegurarse por un confesor instruido, esté tranquila y se entregue a Dios según sus indicaciones, es decir según las indicaciones del confesor.