Diario de Santa Faustina, 130;6

 

(…) Veo aquel momento como el que decidirá cómo debo comportarme durante toda la vida. Sé que de él dependerá todo. No tiene importancia si lo que me dirá será de acuerdo con mis inspiraciones o todo lo contrario, eso ya no me importa. Yo deseo conocer la verdad y seguirla.

 

 

Diario de Santa Faustina,  130; 5

 

 (…) No puedo seguir viviendo en dudas; aunque en el alma tenía una certeza tan grande de que esas cosas procedían de Dios que ofrecería mi vida por ellas, sin embargo por encima de todo eso puse la opinión del confesor y decidí comportarme de acuerdo con lo que él consideraría justo y según sus indicaciones. (…)

 

 

Diario de Santa Faustina,  130; 4

 

 (…) También rogaba que me predispusiera a que yo considerara cualquier cosa que aquel sacerdote decidiera como decidida por Jesús Mismo. No importa cuál será el juicio sobre mí, yo deseo solamente la verdad y una respuesta decidida a ciertas preguntas. Me he encomendado a Dios completamente y mi alma desea la verdad. (…)

 

 

Diario de Santa Faustina, 128; 2

 

 (...) Eso duró un brevísimo instante. Estalló nuevamente una violenta tempestad. Ahora las sospechas anteriores se hicieron seguras para ellas y hay que escuchar nuevamente las mismas canciones. Así lo dispone el Señor. Pero lo extraño es que, incluso por fuera, empezaran para mí distintas adversidades. Esto provocó distintos sufrimientos, conocidos solamente por Dios. (…)

 

 

Diario de Santa Faustina, 130; 2

 

(…) Empecé a evitar el encuentro del Señor en mi propia alma, porque no quería ser víctima de la ilusión. Sin embargo el Señor en cierto modo me persiguió con sus dones y, de verdad, experimentaba, por turno, sufrimientos y alegrías. (…)