7 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 105; 3

 

 Aunque estas cosas son espantosas, no obstante ningún alma debería asustarse demasiado, porque Dios nunca da por encima de lo que podemos soportar. Y por otra parte, quizás nunca nos dé a nosotros suplicios semejantes, y lo escribo porque si el Señor quiere llevar un alma a través de tales sufrimientos, que no tenga miedo, sino que sea fiel a Dios en todo lo que depende de ella. Dios no hará daño al alma, porque es el Amor Mismo y por este amor inconcebible la llamó a la existencia. Pero cuando yo me encontraba angustiada, no lo comprendía.

 


 

 

6 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 79

 

Oh María, Madre y Señora mía. Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi Madre. Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo. Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud. Oh Espléndida Azucena, Tú eres mi espejo, oh mi Madre.

 


 

 

5 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 101; 2

 

(…) Cesan todas las tentaciones externas, calla todo lo que la rodea, como un moribundo, pierde la percepción de lo que tiene alrededor, toda su alma está recogida bajo el poder del justo y tres veces santo Dios. Rechazada por la eternidad. Este es el momento supremo y solamente Dios puede someter un alma a tal prueba, porque solo Él sabe que el alma es capaz de soportarla. (…)

 


 

4 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina,  101;2

 

 (…) Cesan todas las tentaciones externas, calla todo lo que la rodea, como un moribundo, pierde la percepción de lo que tiene alrededor, toda su alma está recogida bajo el poder del justo y tres veces santo Dios. Rechazada por la eternidad. Este es el momento supremo y solamente Dios puede someter un alma a tal prueba, porque solo Él sabe que el alma es capaz de soportarla. (…)

 


 

3 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 97; 3

 

(…) Es terrible no tener en tales momentos al confesor experto. Ella soporta sola todo el peso; pero dentro de lo que está en su poder, debe buscar a un confesor bien informado, porque puede quebrarse bajo este peso, y ocurre con frecuencia que está al borde del abismo. (…)