17 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 240;2

 

 (…) Segunda petición. Por una bendición para nuestra Congregación, por gran fervor en la Congregación. Bendice, oh Jesús, a la Madre General y a la Madre Maestra, y a todo el noviciado, y a todas las Superioras, a mis queridísimos padres; concede, oh Jesús, Tu gracia a nuestras alumnas, fortalécelas firmemente con Tu gracia para que las que dejan nuestras casas, no Te ofendan más con ningún pecado. Oh Jesús, Te ruego por la patria, defiéndela de los ataques de los enemigos. (…)

 



 

 

16 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 140;1

 

Tres peticiones en el día de los votos perpetuos. Jesús, yo sé que en el día de hoy no me negarás nada.

Primera petición. Oh Jesús, mi amadísimo Esposo, Te ruego por el triunfo de la Iglesia, sobre todo en Rusia y en España, por la bendición para el Santo Padre Pío XI y todo el clero, por la gracia de conversión para los pecadores empedernidos; Te pido, oh Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida. (...)

 


 

15 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 239; 6

 

 (…) Jesús, en Ti confío. Jesús, Te amo con todo el corazón. En los momentos más difíciles Tú eres mi Madre.

Por amor hacia Ti, oh Jesús, yo muero hoy completamente para mí misma y empiezo a vivir para la mayor gloria de Tu santo Nombre.

 


 

 

14 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 6

 

(…) La segunda cosa es que el confesor no permite expresarse sinceramente, manifiesta la impaciencia. El alma entonces se calla y no dice todo y por lo tanto no saca provecho; y tanto menos saca provecho, cuando sucede que el confesor empieza a someter al alma a pruebas, y sin conocerla, en vez de ayudarle, le hace daño. Y eso porque ella sabe que el confesor no la conoce, dado que no le ha permitido revelarse completamente.

 


 

 

Diario de Santa Faustina, 239;5

 

 (…) El amor. Por amor, oh Santísima Trinidad, me ofrezco a Ti como víctima de adoración, como holocausto de mi total anonadamiento y con este anonadamiento de mí misma, deseo la exaltación de Tu Nombre, oh Señor. Como un pequeñito pimpollo de rosa me arrojo a Tus pies, oh Señor; que el perfume de esta flor sea conocido solamente por Ti.