Diario de Santa Faustina, 180; 3
(...) la Santidad de Dios es derramada sobre la Iglesia de Dios y sobre cada alma que vive en ella, pero no en grado igual. Hay almas completamente divinizadas, pero hay también almas apenas vivas. (...)
Diario de Santa Faustina, 180; 5
(...) El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia. Y entendí que el mayor atributo es el Amor y la Misericordia. Él une la criatura al Creador. El amor más grande y el abismo de la misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en su redención, y de esto entendí que este es el más grande atributo de Dios.
Diario de Santa Faustina, 180; 2
(...) El primer atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Santidad. Esta Santidad es tan grande que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas. Los espíritus puros encubren sus rostros y se sumergen en adoración permanente, y la única expresión de su adoración sin límites es "Santo" (...)
Diario de Santa Faustina, 179
Durante todo el período de la probación mi tarea fue la de ayudar a la hermana en el vestuario. Esta tarea me dio muchas ocasiones para ejercitarme en las virtudes. Más de una vez, iba tres veces (seguidas) a llevar la ropa interior a ciertas hermanas y no era suficiente para satisfacerlas. Pero conocí también grandes virtudes de algunas hermanas, que pedían siempre traerles lo peor de todo el vestuario. Admiraba ese espíritu de humildad y de mortificación.
Diario de Santa Faustina, 178;2
(…) Terminada la hora fui delante del Santísimo Sacramento y como la miseria y la nada más grandes, le supliqué por su misericordia y que se dignara sanar y purificar mi pobre alma. De repente oí estas palabras: "Hija Mía, todas tus miserias han sido quemadas en el fuego de Mi amor, como una pajita arrojada en unas llamas enormes. Y con esta humillación atraes a ti y a otras almas todo el mar de Mi misericordia". Y contesté: "Jesús, forma mi pobre corazón según Tu divina complacencia".